lunes, 15 de febrero de 2010

Una propuesta (para empezar)

Vuelvo con una copa en cada mano y vos, sentado en el sillón, girás apenas y me mirás con una sonrisa irresistiblemente tentadora en la boca, en los ojos. Entonces sólo quiero dejar el vino en la mesa ratona, caminar hasta quedar muy cerca tuyo, de frente, apoyar mi rodilla izquierda contra tu pierna derecha, la otra del otro lado, acercar despacio mi cuerpo al tuyo y estirarme hasta alcanzar las copas.

Eso sí, el primer bocado de vino lo vas a sentir de mis labios.